¡Qué gusto tenerte por aquí! Eso me hace sospechar que tienes algún interés por la psicología, que quizá estés pensando en acudir a terapia, te estés preguntando si a algún ser querido le vendría bien, o quizá simplemente tengas curiosidad… sea como fuere, ¡es genial encontrarte por aquí!
Verás, cuando yo comencé a interesarme por la psicología, ésta era casi un tema tabú. Cuando mencionaba que estaba estudiando la carrera, la mayoría de la gente se asustaba, daba un pasito para atrás y me preguntaba: “no me estarás psicoanalizando, ¿verdad?”
Pero de eso ya han pasado casi 20 años...
Por suerte, en la actualidad, ir a terapia y responsabilizarnos de nuestro cambio es cada día más frecuente.
Ir al psicólogo no es cosa de “locos”, sino de personas valientes que desean aliviar su dolor emocional y/o alcanzar una vida más plena y satisfactoria.
Pero no te voy a mentir, no es un secreto que la terapia remueve y que en ocasiones es dura. Cuando haces terapia, te comprometes contigo mismo a trabajar por alcanzar los objetivos que te motivan para ir al psicólogo. Este trabajo a veces es más fácil y a veces más difícil. Pero siempre va acompañado por tu terapeuta (¿yo, quizá?), quien te ofrece sus conocimientos, experiencias y humanidad para ayudarte a que tu trabajo personal sea más llevadero y provechoso.
Por mi parte tengo varios deseos:
Ya has dado el primer paso, ahora vamos a por el segundo. Estoy aquí si me necesitas porque mereces cuidarte.
Con amor,
Belén